Un papá que lleva 22 años buscando justicia: al hijo lo mató el Ejército y lo presentó como explosivista entrenado por 'Romaña'
En las contradicciones de las Fuerzas Militares, los soldados que dispararon dijeron que les habían informado que era paramilitar.
Don Armando Pumarejo lleva 23 años buscando el esclarecimiento del asesinato de su hijo Carlos Alberto Pumarejo Lopesierra y apenas en 2017 comenzó a ver una luz para saber quiénes son los responsables.
El joven, de 28 años de edad, fue asesinado dentro del batallón La Popa el 22 de junio del 2002, época en la que había una alianza peligrosa entre paramilitares y los mandos de esa guarnición del Ejército con sede en Valledupar.
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El comandante era el tristemente célebre coronel Plubio Hernán Mejía.
“El coronel Mejía vino al batallón, fue a poner muertos, a como diera lugar y aquí se vieron muertes que todo el mundo quedaba espantado de ver las clases de personas asesinadas. Los uniformaban, le ponían armas y los asesinaban y los presentaban como ellos querían, como guerrilleros o como paramilitares”, recordó en diálogo con Zona Cero, don Armando Pumarejo.

Sostuvo que entre los años 2002 y el 2004, el Cesar estaba en una situación delicada en materia de seguridad. “Estábamos que no se podía coger carreteras, pero él (el coronel Mejía) se dedicó fue aquí en el casco urbano a buscar inocentes. La situación fue tan peligrosa que aquí cayó gente del Atlántico, de La Guajira y del Magdalena”.
A esas personas que llevaban al Cesar procedentes de otros departamentos y a los locales “los reclutaron” para asesinarlos. Los hacían pasar como guerrilleros de las FARC o del ELN.
Uno de los “reclutamientos” fue el de Carlos Alberto quien había prestado el servicio militar y otro exmilitar, según testimonios, fueron llevados bajo engaños al Batallón La Popa bajo engaños a las 9:40 de la noche del 22 de junio de 2002.
“Una de las versiones del coronel Mejía era que Carlos Alberto Pumarejo y el otro joven eran guerrilleros que entraron a robar fusiles del Ejército”.
La versión de otro militar involucrado en los casos de los ‘falsos positivos’ es que Pumarejo Lopesierra quería comprarle fusiles al Batallón para entregárselo a las AUC.
Armando Pumarejo señala que las dos versiones, abiertamente contradictorias lo llevaron a iniciar una lucha que por lo menos le da una claridad sobre la política del Batallón en esa época. Además, porque les pusieron dos fusiles que terminaron siendo de dos soldados que estaban en servicio esa noche en una de las garitas del Batallón, quienes aseguraron que al terminar su turno las habían llevado al armerillo.
De la muerte de Carlos Alberto, supo su papá al día siguiente cuando fue avisado por el CTI de la Fiscalía. Lo curioso para don Armando es que su hijo portaba su teléfono celular y todos sus documentos habidos y por haber (cédula, pase de conducir, Seguro Social).
Por ello se pregunta: ¿Qué guerrillero entra sin armas, pero con teléfono y toda su documentación?

Todos estos elementos que se los entregaron en el mismo Batallón, los carga Armando Pumarejo en un morral que lleva consigo a cada audiencia de la Justicia Especial de Paz (JEP).
Durante más de dos décadas, Armando Pumarejo tocó las puertas de la Procuraduría y la Fiscalía, pero nunca hubo una respuesta.
“Yo no busqué a la JEP, la JEP me buscó. Ya los comparecientes acá reconocieron el caso y señalan que fueron engañados porque el 22 de junio de 2002 los llevaron a una reunión a las 7 de la noche al Batallón pero que todo fue para aumentar las cifras de bajas”, señaló.
En el proceso ante la JEP hay soldados que reconocieron haber asesinado a Pumarejo Lopesierra, pero aún hay “verdades a medias” al no existir un señalamiento directo al coronel Mejía, indicó.
Alias 'Rogelio'
En la información de prensa que en 2002 se divulgó el entonces comandante del Batallón La Popa, coronel Plubio Hernán Mejía, presentó a Carlos Alberto Pumarejo con el alias de ‘Rogelio’, guerrillero de las FARC.
“El coronel Mejía llegó y dijo que uno de los occisos, un tal ‘Rogelio’, había sido entrenado por Henry Castellanos Garzón, alias 'Romaña' en el sur del país y era un experto en explosivos y en degollamiento”, recuerda el papá de Carlos Alberto mostrando el periódico en la declaración que en ese entonces entregó el comandante del Batallón.
Después de prestar el servicio militar, Carlos Alberto quiso ingresar a la contraguerrilla del Ejército, pero por la situación de orden público en el país su papá no quiso y comenzó a trabajar un taxi que tenía don Armando.
Vivía en el barrio 12 de octubre de Valledupar con su esposa. Era padre de una niñita de dos años y su pareja estaba embarazada de gemelas.
Las niñas que no conocieron a su papá una está en Polonia y la otra en Bogotá.